Jake Davis (Rusell Crowe), es un gran escritor ganador del Pulitzer, quien, tras un accidente, donde su esposa pierde la vida, debe no solo lidiar con cuidar y educar a su pequeña hija Katie (Kylie Rogers) de solo cinco años, mientras lidia con las secuelas tanto físicas como mentales que le dejo el accidente, cosa que no será nada fácil. Veinte años después, Katie (Amanda Seyfried) ya dispuesta a convertirse en una prominente psicóloga, debe lidiar con los fantasmas de su pasado mientras intenta resolver los líos de la vida actual.
Lo Mejor De Mi Vida es una película que es completamente innegable que está diseñada para una cosa… tocar las fibras más sensibles de los espectadores para conmovernos con una historia tan dramática como esperanzadora, que puede ser parte del mismo problema que llegara a presentar en taquilla, pues ya muchas veces se convierten en historias tan mundanas que la gente suele pasarlas por alto al verlas como “una película más de llorar” y que han sido el sello de un guionista como Brad Desch, una vez más, con un personaje con una vida fuera de lo normal, quien debe superar ciertas imposibilidades que le aquejan en la vida diaria.
El director Gabriel Muccino, regresa a la pantalla una vez más con una historia de corte desgarrador, y quien muchos consideran de menor calidad que sus trabajos anteriores (cosa que no pasa realmente conmigo, ya que “Siete Almas” simplemente no me gusta y “En Busca de la Felicidad” me parece tan depresiva <no mala> que no me dan ganas de volverla a ver nunca más), pero, me parece que en esta ocasión regresa con mucho estilo, pues la propuesta tiene tintes mucho más europeos, dejando fuera casi cualquier recurso técnico, para quedarse con una historia mucho más aterrizada y real.
De lo más fuerte que tiene la cinta, son las caras conocidas que actúan en ella, de los cuales ya nombramos a Crowe y Seyfried, y aumentamos a Aaron Paul y Diane Kruger, y que son la carta fuerte para atraer al público a las salas.
Una película de fácil digestión, de bonito mensaje, pero trama dura, que deja muchas reflexiones tanto de padres a hijos como viceversa, y queda como una buena opción para todos aquellos que no quieren entrar a ver las superproducciones que actualmente plagan las salas de cine.