Nancy, un aspirante a doctora, interpretada por Blake Lively, pierde el rumbo de su vida después de la muerte de su madre, así que decide darle rumbo libre a su vida y perderse en un destino paradisiaco mexicano que solía visitar con ella, un paraíso libre de turistas donde podrá dominar la más grande y temeraria ola, para su mala suerte, la tranquila playa esta acechada por un vicioso y enorme tiburón que le complicará de sobremanera la vida y apreciar está un poco más, claro, si es que sobrevive a la experiencia.
Definitivamente el director Jaume Collet-Serra no puede presumir de tener ni muchas películas bajo el brazo, y mucho menos alguna que sea por lo menos memorable, así que el principal atractivo que le queda para darle a “Miedo Profundo” son las torneadas líneas de la figura de Blake, y unas realmente hermosas tomas del mar y la playa, olvidándose totalmente de crear un ambiente tenso que no solo sea palpable, si no también coherente, lo que evita que “The Shallows” (por su título en inglés) sea lo suficientemente tétrica como para hacernos pensar dos veces antes de meternos en el mar.
La historia y motivos de la protagonista no tienen ninguna ciencia o trasfondo, pues al parecer no es necesario conocer más que el hecho de que su amiga la dejo plantada por borracha, que tiene algo personal con esa playa, y que no su papá no si hermana están tan cómodos con sus recientes escapadas, y es así, como pasamos todo el principio de la película simplemente esperando a que pase lo que sabemos es inevitable, cosa que en verdad toma bastante tiempo… para al final no saber qué hacer con su producto, y ahogarse en el mismo.
Cuando finalmente llegamos a la escena del ataque, justo cuando la cinta comienza a tomar ritmo, el ritmo se rompe totalmente y cae en un terrible adormilamiento que hace perder todo interés de la cinta, tanto así, que lo que más llama la atención, es su nuevo compinche, una gaviota con un ala rota, que le da, de manera involuntaria, un toque de comicidad. Con el pretexto de darle seriedad al asunto, nos aventamos una buena parte de la película viendo a Nancy aplicarse técnicas de curación bastante sangrientas, mientras que de manera bastante molesta narra cada uno de los pasos que da.
Para intentar hacer algo distinto en términos de planos de cámara, Collet-Serra, se basa en truquitos muy básicos, como lo es el unos de una Go-Pro en el casco de uno de los surfistas (que convenientemente terminara sirviendo para causas “mas” grandes), tomas desde las tablas de surf, obvio tomas submarinas (siendo las de cámara lenta las más atractivas) pero la mayor parte de estas terminan siendo paja dentro de la historia, pues realmente no aportan nada,
Para cuando llegamos a la parte final, todo se ha convertido en un ridículo espectáculo de “todo lo que puede salir mal va a salir peor”, pues lo que debería ser una historia de supervivencia, se convierte en acción risible, pues para una mujer con una mordida de tiburón en una pierna (que de manera conveniente no le arranca el pedazo) y que no ha tomado agua ni comido durante un par de días, mantiene muy buen nivel atlético, haciendo que el verdadero enemigo de la cinta sea la narración y la lógica, mucho más que el mismísimo escualo.