Todas las películas del director Giuseppe Tornatore se distinguen por un muy particular detalle, todas ellas, siempre están marcadas por estar plagadas de sentimientos en cada uno de sus personajes, mismos que resultan entrañables para el espectador, siempre con el amor como su más importante recurso, y en esta ocasión, con uno que va mucho más allá de la misma muerte, en una historia sobre un hombre que después de su muerte, arregla todo un sistema de cartas, envíos especiales y videos para su amada, y a su vez, creando una sincronía a la par de una metáfora sobre el cosmos y sus cuerpos astronómicos.
La cinta, a pesar de ser nada distinto a una típica película romántica, de esas que hemos visto mil veces, tiene un planteamiento algo raro, que en parte, complica el que hagamos click desde el principio con los personajes, para empezar, el hecho de que el galán de la historia, Ed Phoerum, un viejo profesor de casi setenta años, tenga un amorío tan pasional y comprometido con una estudiante que está todavía en sus treintas, y no solo eso, sino que aparte de estar estudiando astrofísica, en sus ratos libres sea doble de acción en películas, para continuar con el que le haya ocultado durante tanto tiempo su enfermedad para no verla sufrir al momento que él vaya a despedirse de este mundo (lo siento, me suena demasiado egoísta y algo cruel de su parte) y siento que eso en parte, mata un poco la idea de ese amor tan intenso y honesto que se supone vivían este par de intelectuales que al parecer estaban cubiertos de miel con tanta cursilería.
“La Correspondencia” (por su título original “La Corrispondenza”) sigue a Olga Kurylenko viendo videos y leyendo cartas mientras recorre Europa para seguir las pistas que le van apareciendo lo cual compone toda la interacción entre los personajes, y que le va generando una desconexión con las personas que la rodean, esto se va convirtiendo en algo un poco monótono y algo repetitivo, pues todo el tiempo vamos sobre la misma persona en cámara, aunque, si nos resulta interesante el ver a alguien que estaba acostumbrado al romanticismo en papel (haciendo bastante uso de el en sobres rojos), que se tiene que acoplar a la época de la tecnología (y que al parecer la usa mucho mejor que varios de nosotros).
Quien mejor luce en la cinta es Ennio Morricone, quien suele ser quien musicaliza las obras de Tornatore, vuelve a dejarnos con un excelente sabor de bocacon sus siempre precisas y bien logradas piezas que se adaptan de manera perfecta a las escenas del relato.
La cinta será obligada para que todas las chicas que gustan de las películas increíblemente melosas y románticas lleven a sus novios arrastrando para verla.