Sophie es una pequeña huérfana que pasa sus días en un orfanato, pasa sus noches con insomnio, y por alguna extraña razón, sabe que no encaja en ese lugar, y al parecer, en ningún otro… Una noche, mientras los demás niños duermen, ella descubre que en las calles deambula una gigantesca criatura, de aspecto monstruoso, que la raptará para llevarla al mundo de los gigantes, pero… ¿será este ser tan malo como parece? ¿o será el principio de una GRAN aventura para Sophie?
Vaya que ya nos hacía falta volver a ver al Spielberg soñador, aquel capaz de transportarnos a mundo lejanos, encantados y conocer ya sea gigantes o extraterrestres, en fabulas que quedan grabadas en nuestra memoria… y qué mejor que una historia de Roal Dahl para ese regreso.
Dentro de la cinta podemos encontrar muchos aciertos, entre ellos, uno de los más importantes, es la inclusión de Mark Rylance, aquel actor que sorprendiera a todos ganado el Oscar por “Puente de Espías” como El Buen Amigo Gigante, prestando su rostro, movimientos y voz para el mismo, ya que el personaje es completamente creado en CGI (y muy bien logrado) pues su rostro amable y bonachón, se complementa de manera perfecta con lo adorable que resulta el personaje interpretado por Ruby Barnhill, quien también por su lado, es una excelente adición a la cinta, pues tiene un carisma increíble.
Al buen le Spielberg siempre le ha gustado crear un cine muy sensorial, palpable, que se convierta en una experiencia intima para el espectador, así como la lograda en E.T. o Tiburon, mezclando un poco de realidad, principalmente de algún niño con la fantasía más impresionante y de una inocencia tan contagiable que por momento podremos sentirnos como niños de nuevo, al lado de amigos imaginarios en grandes aventuras.
En comparación directa con el libro, la película es un poco más tranquila en el tema de los gigantes malos, ya que de por sí, pueden parecer bastante espeluznantes para los niños, en el cuento era un poco más “obvio” el hecho de que raptaban y se comían a los niños, acá dejándolo meramente implícito.
El Buen Amigo Gigante es una gran opción para que los niños vayan acompañados de sus papás, especialmente aquellos que muchas veces se sienten excluidos o solitarios, pues acá descubrirán que las oportunidades son infinitas.