Jesse es una joven que se muda a la gran ciudad en busca de cumplir su sueño de convertirse en una súper modelo, pero lo que comienza como un gran sueño, se convierte en una caída libre a un mundo peligroso, donde lo único que importan son las apariencias, lo más a lo que se puede aspirar es a la perfección absoluta y sin belleza física simplemente no existes. Dirigida por Nicolas Winding Refn (Drive) quien una vez sobrecarga nuestros sentidos con gran poderío audiovisual, quedando dentro de ese departamento como una propuesta increíblemente seductora, pero con la historia, su desarrollo, y los personajes, la cinta nos queda a deber muchísimo y se siente simplemente como un exageradamente largo video musical que peca de pretencioso.
Algo seguro en la cinta, es que no habrá espectador en la sala que quede indiferente ante la misma, pues la odias o la amas, pues este viaje a la degradación humana finalmente nos habla de un tema muy real como el superficial mundo de la moda y la alta costura, con su gran carga de frivolidad y egolatría pura.
Elle Fanning tiene una destacada participación en la cinta, quien, como Alicia hacia el País de las Maravillas, es quien cae en este remolino de decadencia, y al comenzar a crecer dentro del mismo sin algún tipo de freno, cae en el juego de los halagos consumiéndose a sí misma y a su propia inocencia, siendo Jena Malone un excelente complemento para el personaje de Fanning como Ruby, su maquillista, quien se vuelve una especie de mentora en su camino a la fama e irradiando tanto carisma e inocencia como sexualidad y trivialidad en su tan complicada relación. Ya al fondo de la cinta tenemos a las innegablemente guapas Bella Heathcote y Abbey Lee, quienes, si bien brindan por momentos macabras interpretaciones de celosas modelos, fijan más la atención del espectador en su belleza, y el pobre Keanu Reeves, tan anunciado en la cinta y tan intrascendente en la misma, habría sido mejor si no hubiera salido en los créditos y su personaje hubiera sido meramente una sorpresa.
La trama, bastante básica dentro de su contexto principal, tiene en su director a su mas grande enemigo, quien quiere complicar sin sentido su producto, al punto de hacerla desesperadamente larga cuando la oscuridad de los lugares a donde nos lleva no necesitaban de tal alarde sin sentido, y si bien, hablando sobre su dirección de arte, la cinta es un dulce, es simplemente encantadora, pero pues, no solo de dulces vive el hombre, y la historia es fallida dentro de todo contexto, pareciendo al final, como si Marilyn Manson hubiera decidido que en lugar de videos, quisiera hacer películas sobre cada uno de sus temas.
Una visión fallida, pero a la vez hermosa gracias a la fotografía de Natasha Braier, las cuales en conjunto con la iluminación nos regalan tomas majestuosas con mucho estilo y que explotan con metáforas visuales, en un mundo de espejos y rayos laser, además de una impecable banda sonora (y eso que no soy para nada fan de la música electrónica) que haría pensar en un rave en un cementerio, creación de Cliff Martinez.
El Demonio Neon nos habla sobre el vano y falso mundo de la moda que las pasarelas han creado, pero que tiene su propio demonio dentro de la ejecución de la propia cinta, que solamente apreciaran los aferrados seguidores de Winding Refn.