La Bruja de Blair… o como matar el legado de un clasico

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En 1999, aparecía, en una aún muy joven Internet, una campaña publicitaria (micho antes de que la conociéramos como viral) que nos hablaba de un trío de jóvenes que habían desaparecido en un bosque de Estados Unidos mientras investigaban una famosa historia local sobre una bruja que acechaba el “Black Forest Hill”, así como de la película que dejaron atrás y que sería encontrada años después para formar un testimonio de lo ocurrido, esta fue llamada “El Proyecto de la Bruja de Blair”.

Sitios sobre el pueblo y su maldición, con testimonios de los pobladores, tétricas imágenes que aparecían en sitios sobre teorías de lo ocurrido, y que una campaña en forma para la película no existía (al menos en USA), si no que todo se hacía de boca en boca, haciendo que la historia cobrara una vida propia que se convertiría en todo un fenómeno, y que, en breve, daría vida a las ya demasiado choteadas películas del género “found footage” (del que ahora parce no podemos librarnos. Un gran momento del cine, con una película ingeniosa, que lamentablemente a México, llego con la publicidad de ser la gran película (ya con el estilo de que alguien llegara a decirte “¿uuuh, ya viste esta película? Es real”, lo cual le quito un poco de emoción al asunto).

Al poco tiempo, tendríamos la muy oportunista “segunda parte”, que, intentando navegar sobre la fama de su antecesora, fue un pesado ladrillo que solo logro hundirse y no obtener nada de lo que el proyecto original había logrado (eso sí, ¡tenía un soundtrack buenísimo!), tan mala, que ni siquiera es considerada canon en la historia (si, algo así como Rocky 5), siendo así como llegamos a esta nueva entrega que es simplemente titulada “La Bruja de Blair”, y donde James, hermano de Heather (si, la chica que moquea la cámara en la primera) se da a la tarea de recorrer el tan temible bosque en compañía de amigos suyos, con la esperanza de encontrar viva a su hermana (¿después de 15 años? ¿en serio?).

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La historia dista mucho de ser algo original, y se siente como una mera excusa para intentar “modernizar” la historia original, incluyendo nuevos tipos de cámara, desde unas que se colocan sobre la oreja, hasta drones, pero que como tal, pierde toda la esencia que la original logro ganarse a pulso, y que provocaba miedo a los asistentes con la pura idea que había formado en sus cabezas, además de manejar un terror bastante más psicológico, mucho más basado en la tensión, cosa que no supieron manejar en esta, donde tuvieron que incluir sustitos baratos, basados en la típica aparición de la nada frente a la cámara acompañada de algún estruendo, cosa que me parece lo más fácil de hacer y lo menos original, típico cliché de cualquier película “de espantos”… ¿Dónde queda el esfuerzo por jugar con la mente del espectador?

Si bien la calidad de las nuevas cámaras ayuda de sobremanera a la historia, donde se pierde totalmente es en el relato, pues de inicio, la introducción de los personajes, así como su interacción, es demasiado larga, los sustos comienzan ya pasado mucho tiempo, cosa que hace que, cuando empiezan las secuencias de terror, gran parte del interés se ha evaporado, además de tener un final terriblemente precipitado, sin pensar en un clímax que repercuta en nuestras emociones.

La película finalmente está dirigida a las nuevas generaciones, para aquellos que en su mayoría no conocen, o más bien, no vivieron la experiencia que fue conocer la cinta original, y que les será mucho mas fácil conformarse con un producto de mucho menor calidad, cargada de fallas y malas decisiones, que no supo vivir a la altura de su predecesora.

Una cinta de “cámara en mano” que será una más del montón.

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