Si, pensamos exactamente lo mismo que ustedes… “demonios… una precuela más” y peor aún, de una cinta de terror, pero les aseguro queridos lectores, que en una lectura comparativa con la primera parte (Ouija, 2014) esta cinta, es digna de verse por lo menos una vez
En esta ocasión, estamos en los años cincuenta, donde Alice, una joven viuda se encarga de criar a sus dos hijas, Paulina y Doris, después de la muerte de su esposo. Para poder subsistir, Alice se dedica a estafar a incrédulos, fingiendo ser una poderosa médium que logra comunicarse con el mundo de los muertos, dándoles así oportunidad de “comunicarse” con sus seres queridos en el más allá, cosa para sus hijas le ayuda a crear un tétrico ambiente durante las sesiones. Pero en un momento de preocupación, al ver que el dinero ya no es suficiente para mantener la casa, Alice decide “subir la intensidad” de su trabajo, y compra una, recién salida al mercado, tabla Ouija, convencida de que no es más que un juego de mesa.
Al llevarla a casa, se nota desde el primer momento, que su hija pequeña Doris, logra una conexión especial con la tabla y el más allá, por lo que se convierte en la principal atracción del negocio, sin darse cuenta, que fuerzas que no comprenden están teniendo acceso a sus vidas, en especial, a la de la pequeña Doris.
Pero ¿en que nos ayuda que el desarrollo de la cinta sea en esa época? Pues que no tenemos estorbosas cámaras ni celulares donde los personajes quieran documentar todos y cada uno de los eventos ocurridos, por lo que también nos salvamos de llamadas o mensajes de texto de ultratumba, tan choteados en últimas fechas, y así, no distraemos la atención en esos detalles, y podemos concentrarnos de lleno en el fenómeno paranormal.
Mike Flanagan (Somnia), logra quitarse la preocupación de crear una segunda parte para cinta bastante mediocre, creando una excelente atmosfera, y un lazo entre estas tres mujeres y el público, haciendo que poco a poco nos vayamos preocupando más por su situación, en especial, al ver que los cambios de la pequeña, de pasar a ser una niña adorable, a ser un malévolo espíritu, se van dando poco a poco, lo cual le da un toque muy especial a la cinta, sin tener que recurrir al susto barato o a los ruidos fuertes para hacer brincar al espectador.
Si claro, dentro de todo tenemos muchos clichés típicos de las cintas de terror, y no estamos para nada ante “LA” cinta de terror, pero su guion y la ejecución del mismo es buena, y los sustos son bastante funcionales. Pido que, si continúan con la saga, sea a partir de esta historia y olvidemos la anterior.