En septiembre llegará a las salas de cine, uno de los “remakes” – bueno, ni tan remake, ya que la otra era una limitada, aunque no menos tenebrosa para quienes la vimos de niños, película para televisión – más esperados del año, que, con la libertad que otorga el cine, más la decisión de darle una clasificación “R” (“Restricted”, o como la conocemos acá “C”) es fácil predecir que esta encarnación del famoso “Payaso Asesino” será tan o más temible de lo que el maestro Stephen King nos regaló en su novela.
Pero, ¿Qué nos da esta certeza?
Andrés Muschietti (Mamá), director de la cinta, asegura que esta nueva interpretación de Pennywise será bastante impredecible, algo que la ciencia sugiere, es parte de lo que conforma a la peor clase de villano, pues los comportamientos escurridizos o amorfos, son parte de lo que nuestros siempre precavidos y deseosos de predictibilidad cerebros más temen.
Pennywise, Bob Grey, IT o como desees llamarlo, tiene la capacidad de tomar la forma de tu mayor temor, y al no contar con un comportamiento estable, nunca se revela cómo piensa o como actuará en determinada situación, lo que lo convierte en una temible fuerza impredecible de pura maldad.
Sumemos a esto que… una de las fobias más comunes de la gente es el temor a los payasos, debido a su naturaleza ambigua, ya que está comprobado, por varios estudios psicológicos, que ver una cara que no nos parezca completamente humana (así como la de los payasos), hace que el cerebro experimente una especie de “hipo” dentro de sus técnicas de reconocimiento de patrones, que son las que utiliza para darle un sentido cognitivo al mundo. Al sentirse confundido nuestro cerebro, el siguiente paso, que es el de asustarlo, es relativamente sencillo.
Es así como esta nueva versión de Pennywise, de manos de Muschietti e interpretado por Bill Skarsgård, no solamente se aprovechará de las razones psicológicas por las que la mayoría de las personas temen a los payasos, sino que agrega a este esa temible capa de comportamiento impredecible, de la que, la interpretación de Tim Curry (que siempre será legendaria, no me malinterpreten) carecía, pues al ser parte de un proyecto para televisión, su forma de ser se volvía un poco más “simpática” por momentos, pues tenía que estar suavizada, así como la violencia que se podía presentar, gracias a la censura, no solo de la cadena, si no de la época.
El hecho de que al cerebro le gusten las repeticiones, es algo que ha quedado claro en varios estudios de neurociencia, demostrando que las regiones del mismo que lo “premian”, se activan cuando experimentan patrones, por ejemplo, un estudio publicado en 2001 en el “Journal of Neuroscience” mostró que los “sistemas de premiación” del mesencéfalo de una persona a la que se le ofrecía de manera intermitente un premio, ya fuera jugo o agua, encendían una respuesta positiva a un patrón predecible al recibirlo, no por el premio en sí.
Estudios posteriores mostraban que es menos esfuerzo para el cerebro procesar resultados predecibles, lo que podría explicar por qué este responde a estímulos impredecibles con miedo o pánico, pues más que “querer recibir señales”, nuestro cerebro intenta predecir lo que va a suceder, y así poder estar preparado. Si el cerebro descubre que estaba equivocado, intentará hacer de todo para brindarle sentido a la nueva información, lo que nos lleva de regreso a la idea de que, el cerebro, realmente odia la disonancia cognitiva, lo que provoca que los humanos hagan de todo para resolverla, incluido… el formular teorías sobre porque un payaso asesino actúa como lo hace en una película de terror.
Además, los investigadores aseguran que, “impredecible es igual a miedo”, pues según sus estudios, las amenazas no anunciadas, provocan mucho mayor temor que las predecibles. En un estudio, donde 1341 personas fueron encuestadas sobre los comportamientos que las asustaban, eran aquellas que se inclinaban hacia un sentido general de ambigüedad las que provocaban más escalofríos.
Así que esta dicho por la ciencia, la cual al parecer está del lado de Pennywise, te vas a asustar de él, te guste o no.