La Cabaña… El intento por sobrevivir a la perdida mas grande

La hija de Mack (Sam Worthington) fue secuestrada mientras disfrutaban de un fin de semana en familia, después de una larga y exasperante búsqueda, todo lleva a la conclusión de que fue asesinada en una cabaña en el bosque y las posibilidades de encontrar siquiera su cuerpo son casi nulas. Cuatro años más tarde, todo ha cambiado para la familia de Mack, pues tanto el cómo su hija mayor, cargan con la culpa de la muerte de Missy, mientras su esposa Nan (Radha Mitchell), hace hasta lo imposible para evitar que lo que queda de su familia se destruya. Toda esta historia tomará un rumbo distinto cuando Mack reciba una carta de Dios, quien lo invitara a revisitar la cabaña donde todo ocurrió, para tener una charla y así, intentar recuperar su vida. Mack decide asistir a pesar de sus dudas, pero pronto se da cuenta que la vida le tiene preparadas varias sorpresas aún.

“The Shack” (por su título en inglés) no niega en ningún momento que viene inspirada de una novela religiosa, pero, a mi gusto, me agrada la idea que no viene en un tono adoctrinador, sino más bien, como una historia de esperanza para cualquiera que sienta desolación por alguna causa, o un tanto reafirmante para los creyentes de la religión, queriendo explicar un poco más, como se supone deben ser tomadas las enseñanzas a través del amor, y no de lo que dicta una iglesia.

A mi muy particular punto de vista (y conste que no soy para nada una persona religiosa, aunque tampoco reniego de ella), es que la cinta puede ser vista desde tres puntos de vista distintos… el del creyente que gustara de ver las enseñanzas de su religión en pantalla, la del no creyente, que la desechara completamente sin tratar de entender un poco más allá la idea de la cinta, viéndola más como la historia de un padre que toma cierto camino para lidiar con la muerte de su pequeña, o precisamente, quien la entenderá simplemente como eso… como una historia de vida y sanación a través de cierto camino elegido por una persona.

Puede que lo más interesante, sea la manera en que la cinta “moderniza” a la figura de la “Santísima Trinidad”, brindándoles a cada uno de ellos una personalidad propia (y creo que no debieron poner a una actriz tan guapa como el “Espíritu Santo”, sé que gane puntos para ir al infierno con todo lo que pensé sobre ella jijiji) pero también intenta explicar un tanto cómo se maneja la religión, y como algunas personas se toman una guerra personal contra ella, al culpar a su dios (el que sea) de sus desgracias, siendo que, como lo dice en la cinta, los humanos cuentan con libre albedrio, y el trabajo del creador es estar con cada uno, durante sus sufrimientos o alegrías, viviéndolas junto con uno… algo así más como un apoyo del que podemos sostenernos al sentirnos mal.

Si por momentos la cinta se avienta unas escenas dignas de telenovela gacha, pero me parece que el mensaje de esperanza con el que cuenta, la convierte en, si bien no una cinta blockbuster que todo mundo DEBA ir a ver, si más bien como una oportunidad de reflexión, sobre muchas cosas de la vida diaria, para aquellos que decidan que quieren verla.

Octavia Spencer en el papel de Dios, logra un trabajo bastante decente e interesante, y déjenme decirles que de ser así, con su iPod y toda la onda, podría llegar a creer que es en verdad una persona baste cool.

Recomendada solo si eres bastante religioso o si estás dispuesto a abrir la mente para intentar comprender ideas distintas a las propias.

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