La primera frase que le escuchamos a Jack Sparrow en esta nueva entrega, es exactamente la misma que yo me hice al sentarme en la sala para ver la quinta entrega de Piratas del Caribe: La Venganza de Salazar… “¿Podría alguien explicarme porque estoy aquí?”, pues después de la decepción que fue la tercera entrega y el bodrio de la cuarta, no podía hacer más que temer por esta quinta parte, que, además, viene seis años después, justo cuando ya habíamos aceptado la muerte de la saga, pero tal y como lo dije al principio, pudo ser peor, y digamos que, en mis preferencias, esta cinta se sitúa en tercer lugar (1, 2, 5 ,3… y ya).
Es muy claro cuál es la fortaleza que los directores Joaquin Rønning y Espen Sandberg (Kon-Tiki, 2012) tienen a su favor para lanzar un producto como este… nostalgia, misma que se ha utilizado últimamente a destajo en la mayoría de las sagas famosas (Indiana Jones, Jurassic World, Star Wars), si, unas con mejor resultado que otras, pero bien saben que al público le es difícil resistirse a revivir momentos gustosos de su pasado.
Tal parece que los años que han pasado, le permitieron a la saga retomar un poco de frescura, y si no “recrear”, al menos “sintetizar”, un poco de la esencia lograda originalmente por Gore Verbinski, siendo su mayor problema, el tratar de acomodar a tantos personajes, dándonos demasiadas sub historias, que varias terminan por no importarnos, asi como las obligatorias secuelas de acción, donde algunas encajan perfectamente, mientras que otras, parecen estar ahí para simplemente alargar la trama.
Ahora… ¿mi mayor problema con la película? Ni más ni menos que Johnny Depp / Jack Sparrow… ¡Dios mío! ¡Ese personaje se ha vuelto insufrible!… y yo sé que muchos dirán que no puede existir PDC sin Jack, y si, lo acepto, pero el personaje ha perdido toda esencia desde que Depp ha decidió encasillarse en el personaje desde la primera vez que lo hizo, lo que ha hecho que el personaje se consuma a si mismo por completo. Lo que en alguna ocasión fue un personaje que era fresco y extrañamente atrayente, ha pasado a ser simplemente una rutina cómica, un Homero Simpson (el de ahora, que es simplemente imbécil, no el anterior que solo era zonzo) combinado con un mal episodio de Dick Van Dyke, donde antes, el personaje, a veces te hacia dudar si su forma de ser era simplemente una manera de ocultar su verdadera pericia e inteligencia, ahora no cabe duda que es un pelmazo borracho con suerte, y lo siento, pero ya no me causa la gracia de antes.
Además… ¿a alguien en verdad le carcomía la duda de por que lleva el apellido “Sparrow”? A mí no…
La parte interesante, viene de una cara conocida y una nueva adición a la franquicia, Javier Bardem como el Capitán Armando Salazar, un fantasmagórico cazador de piratas que se mueve siempre como si estuviera bajo el mar y que necesita localizar a Jack para que lo lleve al tridente de Poseidón, el cual se dice es capaz de romper cualquier maldición, y por el otro lado, el siempre fabuloso Geoffrey Rush como el ya famoso Hector Barbossa, quien hace un gran trabajo una vez más, pero que lamentablemente, le roba tiempo en pantalla al villano principal, y a donde iba al referirme que la cantidad de personajes es excesiva.
Kaya Scodelario como Carina Smyth, viene a tomar el lugar de Elizabeth Swan , y no solo ilumina la pantalla con su belleza, si no que crea un personaje bastante respetable, en esta moda de ahora siempre tener personajes fuertes e independientes (aunque si de pronto tienen que salvarla en un momento), pero lamentablemente, la química con Brenton Thwaites, quien interpreta al hijo de Will Turner, Henry, es completamente nula, por lo que su “historia de amor” es totalmente intrascendente para la historia.
Si, pudo ser peor, pero al menos, nos da una opción más para pasar el fin de semana en el cine y no salir molestos por haber gastado dinero en las entradas… y les recomiendo no levantarse antes de terminar los créditos, pues tenemos escena final.