Si nos remontamos por allá del 2006, recordaremos el estreno de Cars, la primera película de Pixar que no tuvo tanto cariño por parte de la crítica (no así del público), cosa que sorprendió, pues Pixar siempre había logrado impactar a propios y extraños, y no era para sorprenderse, pues intentaron hacer una cinta un poco más convencional, un tanto alejada del sentimentalismo que generalmente acompaña a cintas como Toy Story o Wall*E, lo que le trajo una reputación un tanto baja dentro del catálogo. Sin embargo, dentro del corazón de muchos niños, la película se mantuvo en un lugar especial, lo que le logro sobrevivir hasta ahora, en una tercera entrega (con todo y que se aventaron, ahí sí estoy de acuerdo que es pésima, la demasiado alocada, impersonal y fumada Cars 2).
Ahora, con todo el cariño que John Lasseter le tiene a la cinta, debía alejarse del estilo de la secuela, con todo y que ese era el estilo rimbombante que él hubiera querido siempre, y debió acercarse un poco más a lo que gustaba a la gente, y así, volver a las raíces de lo que siempre fue Cars, otorgándole la batuta de director a Brian Fee, quien hace un excelente trabajo en esta entrega, comenzando por el nuevo “look and feel” que tienen los personajes.
En esta ocasión, Rayo McQueen ya está en el ocaso de su carrera, pues sus compañeros de profesión están siendo reemplazados por una nueva generación de autos de carrera mucho más eficientes, siendo su principal competidor el novato Jackson Storm, la eterna paradoja de la tecnología avanzando a pasos agigantados, mientras el resto del mundo se vuelve antiguo En esta ocasión, el bluff y la confianza no le será suficientes a McQueen para recuperar lo que alguna vez fue suyo… ahora necesitara, después de ver su cuerpo destruido, es rearmar su espíritu.
Esto nos lleva de nuevo a una nueva aventura, pues su nuevo jefe Sterling (Nathan Fillion), ha condicionado su estadía dentro de las carreras siempre y cuando gane la siguiente, y como al parecer la tecnología de entrenamiento de alta tecnología no son precisamente lo suyo, él y su entrenadora Cruz Ramirez (Cristela Alonzo) irán en busca de sus raíces, de la verdad detrás de su velocidad, y eso lo encontraran con quien conocía mejor a su viejo mentor, Smokey, quien entreno a Doc, y que representa su última esperanza.
Cars 3 es una cinta que nos habla sobre honrar a nuestros mentores, del saber deshacerte de tu ego para poder levantar el de alguien más de manera positiva, de saber pasar la estafeta en el momento adecuado, y sin parecerlo, es una cinta sobre el “girl-power”, aunque hubiera sido mucho más interesante si el personaje de Cruz fuera impulsado un poco más alocado y divertido, impulsada por sus deseos y no tan detenida por sus miedos Su relación con Rayo nos devuelve un poco de Doc, y eso trae consigo el verdadero espíritu de Cars.
Una cinta calidad de la cual sales bastante conforme y a gusto, principalmente por no ver nada relacionado con el espionaje (si, sigo odiando la 2), aunque, en una nota más baja, al estar llena de platica y consejos, puede que los más pequeños, lleguen a perderle un poco el interés.