“Atomic Blonde” o “Atómica” (ash, no puedo dejar de decir el titulo como Homero Simpson) está basada en la novela gráfica de Anthony Johnston “The Coldest City” (“La Ciudad Mas Fria”), una historia de espionaje, donde Charlize Theron interpreta a Lorraine Broughton, a quien le es encargada la misión de recuperar una lista que contiene los nombres de todos los agentes encubiertos de Inglaterra, Estados Unidos y Francia, así como de descubrir a un agente doble que se encarga de vender información a Rusia.
Cuando me tocó ver el primer tráiler de esta cinta, me llene de emoción al sentir que vería una versión femenina de John Wick, porque si, para eso pintaba, para ser acción y violencia sin necesidad de un sentido, pero de pronto la cinta toma otro camino, más hacia el espionaje, pero con un intento tan fallido de complicarlo, que por momentos termina aburriendo, no que eso signifique que la película sea mala, para nada, solamente, por momentos divaga de maneras que evitan que sea una película de acción impresionante. En ese apartado precisamente, Johnathan Sela, encargado de la fotografía de la película, hace un magnífico trabajo al llevarnos al Berlín de 1989, jugando con la paleta de colores, dependiendo en que sitio nos encontremos, además de gran manejo en los momentos de acción, porque a pesar de que las peleas pueden ser de movimientos rápidos, no nos permite sentirnos perdidos dentro de la misa, lo que nos permite acompañar dichas secuencias.
Se agradece de sobremanera que haya sido Charlize Theron la encargada de dar vida a Lorraine, pues sus tablas actorales le permiten perfectamente moverse sobre el espectro emocional que necesita una espía cuyo día a día esta sobrecargado de patadas y golpes, mientras se concentra en llevar a cabo su misión y se toma su ocasional Vodka con hielo, y dándole buena pelea tenemos a James McAvoy como su contacto en Alemania, y a Sophia Boutella, como una espía francesa y con quien se da el único “quien vive” sin golpes (wink wink).
Pero el verdadero punto fuerte de la película, la joya que envuelve todo es su fabuloso soundtrack que retrata de manera perfecta la moda de la época con grandes éxitos de grupos como New Order, Public Enemy, Queen, David Bowie y Nena, un orgasmo para los oídos de cualquiera que aprecie aquella época dorada de la música.
David Leitch, quien compartiera créditos de dirección en John Wick, ahora se está encargando de la segunda parte de Deadpool, se posiciona como uno de los directores más interesantes del momento, aunque le falte afinar una que otra cosa, pero va por buen camino y se le nota cómodo dentro del cine de acción (que denota su pasado como doble de acción), con un estilo comiquero muy entretenido y con coreografías de acción muy fluidas.
Una cinta interesante para los amantes del cine de espías y de las secuencias de acción.