¿No les ha pasado que a veces llegan a ver la cartelera del cine y como que nada se les antoja? ¿No andan con ánimos de ver algo muy Hollywoodense y preferirían ver algo distinto, pero también da miedo pensar que podrías ver algo demasiado artístico o “extranjero” para tu gusto? Pues este fin de semana, se estrena una increíblemente divertida comedia francesa, “La Fiesta de la Vida”, una de esas cintas que generalmente corren con la mala suerte de entrar en “Salas de Arte” (que significa lo mismo que decir “pocas salas”) y que lamentablemente terminan teniendo poca taquilla, a menos claro, que logren un buena boca a boca para que la gente vaya a verla, y créanme cuando les digo, que esta vale la pena para reír a pierna suelta y pasar un rato muy entretenido, tanto así, que les juro, que de no estar en francés, se habría estrenado de manera comercial.
Max (Jean_Pierre Bacri) es un organizador de bodas que ya cada vez tiene menos temperamento para soportar su trabajo, ni a los trabadores, ni a los novios y mucho menos a las familias y que ahora está ante un nuevo reto, organizar una gran y lujosa fiesta en un antiguo castillo donde el novio (quien ha aportado “puntualmente” todas y cada una de las ideas para la boda) no deja de molestarlo con cada detalle, su segunda al mando, Adele (Eye Haidara) no puede dejar de gritarle a todo y mundo y mucho menos de pelearse por todo con James (Gilles Lellouche), el cantante substituto, su fotógrafo, Guy (Jean-Paul Rouve) está más preocupado por comerse todos los entremeses de la fiesta, así como a algunas de las invitadas, su cuñado y mesero Julien (Vincent Macaigne) se la vive deprimido y para colmo, la novia, resulta ser un “ex amor” suyo, es decir, la noche tiene toda la pinta para ser un desastre total.
Y eso es exactamente lo que sucede…
Cada personaje, sin ser necesariamente complejo, está muy bien construido y definido y cada uno otorga mucho color a la historia, y si, suficientemente humanos como para hacer de esta una comedia creíble e identificable, no sintiéndose ninguno de ellos (o alguna de las situaciones) forzados en ningún momento, y mucho menos los convierte en farsas o personajes en extremo idiotas que tengan que valerse del pastelazo para lograr hacernos reír, bastan unos cuantos gags y diálogos bien pensados, combinados con un poco de drama de la vida cotidiana.
“La Fiesta de la Vida” es graciosa, fluida y muy bien intencionada, con todo y que el humor francés suele ser difícil para los mexicanos, grabada con estilo y muy bien dirigida, nunca es sosa o aburrida, es un gran momento para reír, con esta atolondrada y muy conflictiva boda.