El Sacrificio del Ciervo Sagrado… Para lograr la catarsis, uno debe admitir su pecado

Para una película que comienza con un corazón palpitante, el director Yorgos Lanthimos nos presenta una historia tétrica y desalmada, totalmente carente del mismo, que te contagia completamente de una impotencia, exactamente igual a la que viven los protagonistas.

Analizar la historia del griego resulta complicado, pues sus relatos siempre están llenos de simbolismos y significados ocultos que resaltan a un nivel inconsciente el estado anímico de sus personajes, en esta ocasión, una familia, al parecer feliz, se ve involucrada en un bizarro tormento por culpa del padre (Collin Farrell), un afamado cirujano, quien tras una operación fallida, lleva una amistad con el hijo del paciente fallecido, y quien poco a poco comenzará a mostrar que realmente lo culpa por la muerte de su padre, condenándole a el y a su familia a sufrir una especie de maldición, la cual comenzara con el no poder caminar, después a no comer, sangre por los ojos, y hasta llegar a la muerte. Sin saber realmente el desenlace de tal castigo, la familia poco a poco se va hundiendo en un estado de pánico absoluto, pues la única manera de terminar con esta situación es sacrificar a alguno de los integrantes de la familia, para así, igualar las cosas con el universo.

Vaya que no es nada fácil elevar una historia a niveles anómalos y aberrantes sin convertirla en una simple película de terror más, al no despojarla de su gracia y elegancia con sustos burdos, si no crear una atmosfera terrorífica a raíz de la desesperación y el desconsuelo que puede causar a una familia normal, el toparse con un “agente del caos”, que en esta ocasión aparece en la forma de un niño, y que convierte su existencia y su día a día en una completa pesadilla, de la cual, la solución para escapar, parece ser aun mas insólita que el capitulo mismo, y aun así, dotarla de un terror agresivo que no permitirá a ningún espectador quedar tranquilo.

Poco se puede platicar del hilo argumental de la cinta sin contar algún secreto punto importante, por lo cual me veré obligado a no hacerlo, a lo que vamos es, que el valor de esta cinta, residente completamente en las sensaciones que nos contagia lo largo de sus dos horas de duración, donde personajes totalmente hieráticos, ven como, un error humano, se convierte poco a poco en un castigo de proporciones bíblicas, todo realizado con un toque muy Kubrick, con lo que la atmósfera logra ensombrecerse, a pesar de tener escenarios iluminados y del blanco más puro posible.

Y a todo esto… ¿A dónde vamos entonces con esta fábula metafórica? ¿A que nos esta refiriendo específicamente?  ¿Es una parábola aludiendo a qué? Pues realmente a lo que tu cerebro te lleve a revivir, pues se le puede dar lectura en muchísimos sentidos, sobre religión, política, familia, historia, relaciones, amor, desamor, etc. Lo cual la convierte en una historia muy personal para cada espectador.

Collin Farrel, Nicole Kidman y Barry Keoghan, dan una catedra de actuaciones en esta cinta, la cual no se equivoquen, no es para nada sencilla, tanto en su planteamiento como en su lectura, su desarrollo es lento y espeso, pero llegar al final, es escabrosamente satisfactorio.




 

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