Después de Lincoln y Puente de Espías, el maestro Spielberg regresa a la silla del director con una épica sobre la lucha de un grupo de periodistas y su lucha a favor de la libertad de prensa y expresión, en contra de presiones políticas, cuando se hacen de documentos confidenciales que expones años y años de secretos y mentiras acerca de la Guerra en Vietnam, en el que durante cuatro periodos presidenciales, se le hizo creer el publico que todo iba viento en popa, cuando en verdad, sabían de inicio que ese conflicto era una causa perdida.
Si, obviamente y como es de esperarse, esta película tiene esa sensación patriótica de bandera ondeante con águila en pleno grito mientras nos da a entender como esta nación nunca permitirá que algo suceda para coartar libertades… pero nunca ha sido un secreto que este sello patriótico siempre ha estado presente en la obra de Spielberg, con la diferencia de que aquí, queda asentado que lejos han quedado los momentos de héroes inquebrantables y sin fallas de antes, y que ahora su madurez artística ya esta en pleno, pues ya su estética es mas compleja y ambiguo, y se nota que no tiene ganas de dejarle el camino fácil a quien pretenda hacer mas complejo el camino de su país (cof cof Trump cof cof).
La critica que el cineasta nos esta presentando a ultimas fechas, se enfoca un poco mas a señalar y no dejar pasar por alto cada que el gobierno “violenta” las garantías individuales de alguien por “un bien común” o “seguridad nacional” (lo cual normalmente es equivalente a “salvar el pellejo de alguien”) como vimos en Puente de Espías, donde se suspende el estado de derecho de un individuo y vemos todo a través de los ojos del abogado que lleva el caso y obviamente esta indignado por este hecho, ahora conocemos la historia de un delator, quien con conocimiento de información secreta del gobierno, decide hacer públicos varios documentos para sacar a relucir las mentiras sobre Vietnam, lo que lo convierte en un trágico héroe, con lo que regresamos al estado actual de la mirada critica y transgresora de Steven.
Dentro de este torbellino histórico, encontramos a dos personajes importantísimos para la historia del Washington Post, quienes enfrentaron este dilema… Kay Graham (Meryl Streep) dueña del periódico, cosa nada fácil para una mujer en el mundo ejecutivo plagado de hombres a principios de los años 70 y su jefe de redacción Ben Bradlee( Tom Hanks) quienes sabían ya de la sentencia judicial que pendía en contra del New York Times, quienes un poco antes publicaron otro tanto de información clasificada de un informe de la CIA, y quienes deben considerar arriesgarse a perderlo todo en pro de la libertad de prensa (Imposible no recordar a Robert Redford y a Dustin Hoffman en “Todos los Hombres del Presidente” y mas aún, evitar sentir escalofríos en la escena donde deben tomar la decisión de publicar o no).
Ideologías complejas convergen en la cinta, y para cualquiera que tenga algo que ver dentro del periodismo o las comunicaciones, es una cinta que, por cualquier lado pega duro, para el publico en general, es una gran oportunidad para conocer acerca de uno de los momentos mas importantes de la historia, donde uno de los derechos mas importantes del hombre, gano la batalla, además de ser un gusto ver, por primera vez, a estos gigantes de la actuación compartir pantalla.