Comenzando con una muy normal sesión de audición en video para un grupo de bailarines, rodeado de libros y VHS de algunas de las obras mas terroríficas, vamos familiarizándonos con estos desconocidos, los cuales poco a poco nos van desnudando sus sueños y deseos, evento que poco augura la pesadilla ácida en que estamos a punto de embarcarnos.
Acto seguido, comienza una tan exquisita como perfecta coreografía al ritmo de “Supernature” de Cerrone, donde cada detalle esta cuidado de manera meticulosa para lograr un larguísimo plano secuencia sin igual, con una cámara que se traslada una y otra vez de primer plano a cenital (desde arriba de la acción, perpendicular al suelo) recorriendo la sala entera, convirtiéndonos así, en parte de la acción. Imperdible.
A partir de este momento, y de manera gradual, el orden comienza a volverse caos: la sangria, cuyo propósito era emborrachar a los asistentes, fue “condimentada” por alguno de ellos con LSD, lo que comenzará a transformarlos a todos y cada uno de ellos en lo que menos pensarían ser, desde la paranoia de comenzar a acusarse los unos a los otros sobre quien los drogó hasta la locura sexual, delirio y al punto de atentar unos contra otros (y hasta con ellos mismos). Y vamos, es una película de Garpar Noé ¿acaso se esperaban otra cosa? Si son lo suficientemente arriesgados para entrar a ver este lento descenso a las garras de la locura, les platico que es hora y media donde su paciencia será puesta a prueba, pues la cinta se vuelve angustiante, preocupante, pero lo peor de todo, es que es terriblemente clautrofobica, contagiándonos con todas y cada una de las sensaciones que los protagonistas sufren durante la duración del metraje, y si, el viaje se vuelve desagradable, casi tanto como la dirección es MAGNIFICA.
Todo el talento que los bailarines muestran durante la cinta es equiparable al del director, quien nos regala un festín de elementos audiovisuales como arte puro, hipnotizantes y a la vez desagradables por la opresión que causan a la psique de los espectadores. Y mas sorprendente aún, cuado descubres que la grabación no supuso mas allá de 15 días de trabajo y que su guion es de nomas de 5 hojas, por lo que si, la historia se basa totalmente en lo visual… un deleite de la degradación humana, donde las emociones mas espantosamente animales salen a flote.
Obviamente destaca Sofia Boutella por ser la única actriz profesional y reconocible en pantalla, pero eso ayuda a que el resto de los desconocidos interpretes se ganen un lugar dentro de la cinta, haciendo un gran trabajo, pues solo la primera coreografía fue ensayada, el resto, es completa improvisación, impulsadas a la perfección por el maravilloso soundtrack.
No recomendable para el espectador y/o cinefilo casuales o gente que sufra de pánico o claustrofóbica… entra bajo tu propio riesgo a conocer esta joya, si sabes como suele ser el trabajo de Gaspar Noé.