
Vaya que nos gustan los niños endemoniados en el cine de terror, y peores resultan cuando los pequeños que los interpretan son adorables, como es el caso de Jackson Robert Scott, a quien ya habíamos visto con muy funesto destino en la versión cinematográfica de “IT” como el pequeño Georgie, quien pierde grotescamente un brazo antes de ser devorado por el temible Pennywise… pero ahora le toca a el ser el malvado del cuento.
Del director Nicholas McCarthy (a quien de solo saber que fue el responsable de la vomitiva “The Pact”, solo seria lo justo decirle que le tengo miedo) nos trae esta película que, si bien se planta duro dentro del cine comercial, a veces pareciera querer coquetearle a la categoría “B”, sin decidirse por completo si es de terror, o de humor negro, o si intenta ser un experimento sobre la corrección política de los planos psicológicos con cierto gusto por el gore.
Dos eventos ocurren al mismo tiempo en esta línea temporal… mientras un asesino en serie es abatido a tiros por la policía, a unos kilómetros de distancia, Sarah esta dando a luz al pequeño Miles, quien se distingue a lo largo de sus cortos ocho años (hasta donde lo llegamos a ver) por dos cosas: tiene heterocromia (ojos de distintos colores) y su increíble inteligencia lo que lo lleva a ser aceptado en escuelas para niños superdotados.
Todo parece ser perfecto para el futuro de este pequeño.
Todo eso hasta que comienza a desarrollar una tercera particularidad: una especial ira acompañada de actos violentos, de los cuales, después de un rato, parece no tener memoria alguna. Las pruebas psicológicas no muestran nada especifico, pero otro tipo de ayuda será necesaria, cuando la violencia de Miles se convierte en un cruel sadismo, cosa que no parece inherente a un niño tan dulce.

Juro que entre con todas las ganas y expectativas de ver una gran película de terror, tenia toda la pinta de ser LA cinta de este genero para el 2019, y acepto que como tal comienza, un buen escenario, un planteamiento que si bien hemos visto ya muuuuchas veces, tnia la oportunidad de convertir la historia en algo nuevo y macabro, pero pronto, se convierte en una pieza cliché, se usa el escenario “de Halloween”, la mascota asesinada, el papá que decide alejarse dejando a la mamá a resolverlo y lidiar con el problema sola (además de ser papás que se la pasan tomando decisiones de esas que te hacen golpearte la frente y decir “Ay no es ciertoooooo”), y la peor de todas… pareciera que todos los personajes, a lo que mas le temen durante la película, es a la cuanta de la luz… ¡NADIE PRENDE UN MALDITO FOCO CADA QUE SE PARAN EN LA NOCHE!!! ¿Qué no temen si quiera golpearse el dedo chiquito en un mueble o algo?? A veces lo menos lógico y obvio, puede ser lo mas aterrador…mas que un corredor a obscuras.
Es ahí donde falla terriblemente “The Prodigy”, en el no atreverse a arriesgar el mostrarnos algo nuevo y querer quedarse solamente en lo mas básico del genero. ¿Para que pones al niño, en un momento controlado por el asesino, a acariciar la mano de la madre de una manera tan aparentemente lasciva, si vas a cortar toda intención con un simple “basta, no me toques asi”? ¿Por qué no profundizar mas en que hay momentos en que Miles simplemente no esta ahi?
Ademas, no hay nada peor que los “finales abiertos” sobreexplicados (por si acaso eres tarado y no entendiste) que solo nos dan a entender que, si juntan lo suficiente en taquilla, nos soplarán una segunda parte… hay maneras mucho mas elegantes de hacerlo.
Recordaran a Sarah, la madre de Miles quien es interpretada por Taylor Schilling (Piper en “Orange Is The New Black”), quien diría que hace un papel decente si no hubiera escenas donde parece que en vez de estar asustada se va a echar a reir. Quien realmente haec la película y se libra de la mala dirección de la misma (hasta pareciera no necesitarla) es Jackson Robert, quien se esta ganando su lugar dentro de los relatos de terror, ya que también lo hemos visto en Fear The Walking Dead y Locke & Key.
Maligno es una cinta mediana, que le tuvo miedo a estar dentro de lo mejor del cine de terror del año y que, por precisamente no tomar riesgos, pasará a la historia cinematográfica sin pena ni gloria, pero que se, tendrá su buena taquilla… El terror siempre funciona en nuestro país.
