
Max, nuestro adorable perrito protagonista, tiene una vida perfecta llena de amor de su dueña Katie, pero algo está por ocurrir cuando ella se enamora, se casa y tiene un hijo, por lo que decide hacerse responsable de sla seguridad del bebé. La ansiedad llega a su vida y lo afecta al grado de tener que ir al veterinario y tener que usar un embudo, de esos muy simpáticos que les ponen a los perritos para que controle su comezón y con él tiene que salir de vacaciones con la familia y llegar a una granja donde la vida es totalmente diferente a lo que está acostumbrado, al grado de tener que dormir fuera de la casa y todas sus comodidades, lo que lo lleva a explorar su lado “salvaje” al lado de Gallardo (Jesús Ochoa) quien lo ayuda a vencer los miedos que tanto aquejaban a Max.
Mientras todo eso sucede tenemos a Gidget, la perrita que queda a cargo del juguete favorito de Max mientras este se va a la granja, mismo que cae accidentalmente en el departamento de “la señora de los gatos” para lo que Gidget aprende a ser uno de ellos y así rescatarlo de sus “garras” literalmente.

Por otro lado, conocemos a Daisy, otra bella perrita que pide ayuda al Simpático Snowball (Eugenio Derbez), el conejito que con su carisma se roba la película. Es intrépido y por eso es el encargado de rescatar un tigre blanco de las garras del encargado del circo.
Si todo lo que leyeron les resulta un poco confuso y hasta enredado, así es un poco “La Vida Secreta de tus Máscotas 2”, pero al final, todo encaja y cada historia tiene su momento importante dentro de la historia general, haciendola una película efectiva para pasar un rato con los niños el fin de semana.
A los niños encantará, y si te gustó la primera, esta también te resultará muy agradable.

Review de Mitzy Carreón