A veces cuesta diferenciar un clásico de una película meramente buena (o entretenida) como es el caso de “Zombieland”, no confundir con que, si es una mala película o no, pero en caso de haber un incendio, seguramente escogerías salvar muchas otras antes que esta. Lo que si tiene a favor esta cinta de los escritores Rhett Reese y Paul Wernick, aparte de haber logrado una fabulosa mezcla entre ternura, diversión y acción clasificada solo para adultos, es el haber impulsado las carreras de Jesse Eisenberg y Emma Stone, además de un fabuloso cameo de Bill Murray, y es por eso que me parece es mucho mas fácil recibir con los brazos abiertos una secuela, aunque sea 10 años después y que sabes podrá tener mucho mas oportunidad de tener un buen recibimiento.

Retomando la historia años después de donde nos dejo la cinta original, Columbus (Eisenberg), Wichita (Stone), Tallahassee (Woody Harrelson), y Little Rock (Abigail Breslin) siguen juntos como una familia y se han establecido dentro de la Casa Blanca, pero como suele pasar cuando no tienes un entorno diferente que al que estas acostumbrado, la tensión comienza a aparecer. Columbus, quien ya tiene una relación seria con Wichita, quiere casarse, pero ella no esta segura de querer ese compromiso. Little Rock esta creciendo, por lo que necesita amigos de su edad, y dejar de tener a Tallahasse siempre sobre protegiéndola. Entonces las hermanas deciden escaparse, encontrando en el camino a un hippie pacifista llamado Berkley (Avan Jogia), quien se enamora de ella, y juntos vuelven a robar el coche, dejando a Wichita sola. Esta decide regresar a casa para pedir perdón, solo para encontrar que Columbus ha encontrado consuelo en los brazos de la siempre sonriente pero algo hueca Madison (Zoey Deutch), a la que encontraron viviendo en un centro comercial. Todos juntos comenzaran un viaje para encontrar a Little Rock, pero ahora con el problema de que un nuevo tipo de zombie, mas rápido, mas inteligente y mucho mas resistente, ha aparecido y van a complicarles la existencia.

La impresión que “Double Tap” da, es la de que todos optaron por hacer la segunda parte gracias a que se divirtieron mucho haciendo la primera, mas allá de si la historia se necesitaba contar o no. Son personajes que se volvieron tan familiares, que no parece que hayan pasado diez años desde la ultima vez que los vimos (tal vez un poco mas Abigail Breslin, quien si tuvo un cambio mas radical), y que fácilmente hubiéramos podido haber tenido esta película hace años y en cuanto a desarrollo de personajes y su vena cómica, habríamos obtenido algo muy similar, es mas, seguramente ya estaríamos hablando del estreno de su tercera parte. No necesitaron salirse de su zona de comfort, debido a que esta finalmente funciona, sigue manteniendo buenos chistes, los nuevos personajes se prestan para tener una nueva dinámica, así que se trata de simplemente disfrutarla por lo que es, y si la primera trabajaba bajo la premisa de ser un grupo de personas que no confían en nadie , pero que terminan convirtiéndose en una unidad, acá tal parece que lo único que necesitaron, fue una historia entretenida que contar, nada mucho mas complicado ni profundo, es una apuesta segura.

La mejor adición a la cinta, y quien se termina robando sus escenas, es Zoey Deutch en su papel de Madison y completo opuesto de Emma Stone, con su alocada ternura, y a quien puedo prometer próximamente veremos en papeles mas relevantes.  En vez de solamente interpretar a una tonta cabeza hueca, Zoey aprovecha su timing cómico para darle vida y personalidad propia a su personaje, y si bien su tarea seria la de molestarnos con su presencia, esta llega a sentirse indispensable para hacer contrapeso con el resto de la pandilla, y realmente se siente como que ajusta dentro de la dinámica de la misma.

Una cinta divertida, con muchas risas, y en la que sabrás, como la tercera parte de Garfield termino siendo el punto de perdición de la humanidad.

(No se pierdan la escena post-créditos)