Review de “Medios Hermanos”

Del director Luke Greenfield, y después de muchos atrasos pandémicos, se estrena en México “Medios Hermanos”, que nos presenta la historia de, como lo dice el título, dos medios hermanos que se conocen por primera vez en el lecho de muerte de su padre, y, que como es de esperarse en una comedia, sus diferencias hacen que no se soporten, situación que hace estén seguidos de cerca por el desastre con cada paso que dan. Como su padre era muy fanático de los misterios y acertijos, los manda a un viaje a través de distintos lugares de Estados Unidos para que conozcan así su pasado, incluyendo, el por que abandono al mayor, Renato (Luis Gerdardo Méndez) en México tras cruzar la frontera como mojado, para intentar brindarles una vida mejor, por lo que, durante el desarrollo de la cinta, iremos conociendo detalles de ambas historias.

De inicio vemos a Renato cuando niño junto a su padre Flavio (Juan Pablo Espinoza), a quien consideraba su mejor amigo, y con el cual se dedican a hacer travesuras, así como a una pasión que ambos comparten, que es volar un avión a control remoto. Pero cuando el famoso “error de diciembre” hunde a México en una enorme depresión económica, Flavio se va en busca de nuevas oportunidades, y a pesar de sus promesas, nunca vuelve, convirtiendo así a Renato, en un joven con serios problemas de enojo y resentimiento. Ya siendo un adulto, Renato es un empresario exitoso, pero con una forma de ser un tanto corrosiva, lo que le hace no tener amigos. A unos días de casarse, recibe una llamada de la esposa de su padre, la cual le informa que este esta muy grave en el hospital y que no cree que dure mucho, por lo que le pide vaya a despedirse e intentar hacer la paz con él. Ahí conoce a su molesto e inmaduro medio hermano, Asher (Connor del Rio), con quien se debe embarcar en esta aventura para conocer los secretos que la vida de su padre le guardaba.

La historia de Flavio, el padre, es una historia dura, donde lo vemos tener que irse a una tierra ajena a encontrar mejores oportunidades de trabajo, donde el ser ingeniero no le sirve de nada y debe conformarse con ser mano de obra barata, y donde se enfrenta a la crueldad del sistema migratorio, al racismo, y como se dijo, a la sobrexplotación laboral. Pero también, en su historia, encuentra bondad en gente que conoce, así como la oportunidad de salir adelante, y si, como cualquier ser humano, descubre que puede cometer errores que le cambian la vida. Esta historia se nos muestra fragmentada cada vez que los protagonistas resuelven mas pistas, y cada vez que volvemos a ellos, fuera de uno que otro bien intencionado, los dos son personajes bastante difíciles de tolerar. Renato nunca deja de lado sus aires de superioridad cansina, siempre con esos aires de grandeza y menosprecio, mientras que Asher, probablemente un poco mas ligero, no pasa de ser un conjunto de estereotipos gringos, flojo, sin ética laboral ni filtro al hablar y que cree merecer todo sin esforzarse, muy a fuerza, la antítesis de su hermano. Y mientras que en las comedias de “parejas disparejas” eso suele ser la formula que funciona, son las individualidades que no permiten que exista esa extraña química de los opuestos en ningún momento… se pelean, se perdonan, se pelean, se perdonan… ¡basta! ¡Todo se pudo haber solucionado si el papá les hubiera contado la historia antes de morirse!

Así como ya lo había dicho, la cinta logra algunas risas bien intencionadas, pero en su mayoría son intentos forzados de crear empatía entre estos dos personajes que nada tienen para enganchar uno con el otro, y con una exageración repetitiva sobre chistes de tirolesas. Siento que la película es demasiado condescendiente con el público, lo cual convierte este viaje, en uno lleno de baches.

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